Julián Rubén Jiménez
Pueblo celtíbero considerado por la etnografía tradicional
“invasionista” como etnia de origen céltico componente de la oleada
del 700 a.C. (vid. CELTAS), de cultura hallstáttica del bajo Rhin, e
incluida históricamente en la nación celtíbera. Según esto, estarían
inicialmente asentados en la llanura de Soria, hasta la sierra
Ministra y la Paramera de Molina; de donde serían desplazados por
posteriores avenidas célticas, las de AREVACOS y BELOS,
replegándoles hacia el norte, en el alto Duero, con las sierras de
Urbión, Demanda, Cebollera y Cameros.
Se les atribuyó asimismo la difusión peninsular de la cerámica
excisa, aludiendo incluso a un proceso de ida y vuelta (exportada de
la península junto al campaniforme y posteriormente revertida por
gentes de Campos de Urnas y otras de cultura halltáttica: berones,
pelendones...); aunque posteriormente los registros de este tipo de
cerámica “halltáttica” se desvelaron más antiguos en la propia
Meseta: entorno Cogotas I.
La arqueología deduce en su territorio un sustrato indoeuropeo
arcaico, continuado en una celtización importante a partir del V
a.C., atribuida ya a los CELTIBEROS (vid.), con los que mantendrán
aún acusadas diferencias. Hacia el VI a.C. se evidencia su
poblamiento en castros amurallados sobre cerros (similares a los
astures meridionales que les son contemporáneos, a los vettones algo
posteriores, y a los históricos galaico-astur-cántabros). Parece que
sus castros actuarían en ese tiempo de foco difusor hacia el oeste
de ciertas estructuras defensivas, como la muralla y las piedras
hincadas; aunque se documenta también una evolución autóctona de
esas defensas entre los astures suroccidentales, de similar
cronología, y ya contaba en ese tiempo con muralla de piedra el
castro de Sanchorreja (VI a.C.), en territorio de VETTONES. Por otro
lado, el registro más antiguo de piedras hincadas en la península lo
encontramos al norte del Ebro, en Els Vilars, un poblado del VII
a.C. cuyo carácter (Campos de Urnas del Hierro I), posición y
cronología lo vinculan a un horizonte de procedencia centroeuropea
del Hallstatt.
Sin embargo, ciñéndonos a la difusión del sufijo antiguo-europeo ‘nt-’,
presente en toda la línea del Duero y sus afluentes:
Visontium, Numantia, Termantia, Akontia, Pintia, Palantia, Pallantia,
Salmantica, Sentice, Lancia, Palantia, Lancia oppidana..; se
evidencia un nexo de unión entre los focos castreños antiguos del
Alto Duero y del noroeste de Zamora (pelendones y astures
meridionales, que salvando la zona central del Duero (arévaco-vaccea
de fuerte tradición “Soto” y tempranamente celtiberizada), permite
rastrear la difusión castreña a través de toda la línea del Duero y
afluentes desde territorio pelendón, y en gradación
cronológico-geográfica posterior por territorios vettones (Tormes),
cántabros meridionales (Pisuerga, Arlanza), astures (Esla) y
lusitanos (Duero mismo y Côa), de donde a su vez irradiaría a
territorio galaico. Todos estos territorios se caracterizarán
después por compartir un entorno castreño, similares defensas,
sistemas gentilicios (excepto galaicos)... y un sustrato indoeuropeo
arcaico en mayor o menor grado común a todos ellos.
Los pelendones históricos limitaban al noreste con BERONES
(etnográfica y lingüísticamente emparentados con éstos), al noroeste
con TURMODIGOS, al sur con AREVACOS. De economía ganadera pastoril
en las comarcas serranas, donde se estima que practicaban la
trasterminancia, y ganadera y cerealista en el curso del Arlanza que
abre el corredor Soria-Burgos.
A partir del 76 a.C. apoyaron a Quinto Sertorio en su guerra contra
Pompeyo. Posteriormente quedarían adscritos al Conventus Cluniensis.
Se estima que ciudades como NUMANTIA les corresponderían con
anterioridad a su pertenencia a los arévacos. Figuran en citas de
Tito Livio (CERINDONES), Plinio y Ptolomeo, quien les atribuye las
ciudades de VISONTIUM, SAVIA y AUGUSTOBRIGA.
Boch Gimpera les emparentó con los belendi mencionados por
Plinio en el sur de Francia (de imprecisa reducción y curiosamente
considerados ibéricos por Plinio), y atribuyó a los belendi-pelendones,
junto a los bebrices-BERYBRACES, la difusión de la cultura de
los Campos de Urnas por el mediodía francés y la península ibérica.
Para J.M.Blazquez estos pelendones serían, lingüísticamente,
indoeuropeos no diferenciados o preceltas. El etnónimo comparte raíz
‘*p/bel-’ con los BELOS, y contiene el mencionado sufijo ‘-nt-’,
tradicionalmente considerado de transmisión iliria, y relacionado en
la actualidad con una lengua indoeuropea arcaica denominada
antiguo-europeo.